El pasado nueve de abril se celebró el Foro Interlocal de nuestra escuela. La temática que lo convocó giró alrdedor del cuerpo y la relación de este con nuestro territorio y nuestro patrimonio.
Pero también quisimos que, aparte del evento en sí, le diéramos paso a
un ejercicio reflexivo e investigativo. Por eso, cada uno de los
integrantes del equipo de trabajo de EFARTE, docentes y monitores, se
preguntaron qué significaba para ellos el "cuerpo", esta palabrita tan
compleja y tan veleidosa. De ahí que todos ellos se dieran a la tarea de
escribir. Acá te compartimos los resultados. Y para ti ¿qué es el
cuerpo?
A continuación podrás leer el texto que nos comparte el formador en danzas Arnedis Racero.
Nuestra propuesta
de foro estuvo diseñada para ser articulada con la recuperación de
la memoria como
elemento fundamental del
patrimonio; como una esperanza de vivir a través de los recuerdos.
En nuestro
espacio, apoyados por
algunos miembros del
equipo de la
escuela, y después
de haber desarrollado
una tarea con
las personas de
nuestros grupos, adelantamos nuestro
objetivo: describir
los juegos y
cantos que las
mujeres en su
niñez utilizaban para
recrearse. Partiendo de
este material, ellas, libremente, escogerían los juegos
que durante el
foro se propusieran.
Nuestro ejercicio
dio como insumo,
la conclusión de que el cuerpo
como territorio tiene
un acervo muy extenso desde
la memoria y
las vivencias experimentadas a
través del tiempo. Que el cuerpo es
el primer territorio
que debemos proteger y
que es desde él que podemos recuperar lo
que ya hemos vivido.
En nuestras
vidas cambiamos de
entornos físicos con
mucha frecuencia y
facilidad, pero el
cuerpo como territorio,
siempre estará con
nosotros. Y, así, llevando consigo todo lo aprendido. El pasado, el presente y el futuro pasa por nuestra corporalidad y es vuelta hacia nosotros por medio de la memoria.
A propósito de esta reflexión, he decidido poner a consideración este
documento, que versa sobre la visión del cuerpo como un territorio.
Arnedis Antonio Racero.
EL
CUERPO COMO TERRITORIO DE SOBERANÍA
Victoria Sendón de León
Principio de individuación.-
Desde el punto de vista de la filosofía, el principio de individuación es
aquello que nos identifica como individuos, es decir, la materia, que en
nuestro caso es el cuerpo.
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Grupo de danzas de Santa Rosa. EFARTE, año 2015. |
La forma sería aquello
que nos identifica a los de una misma especie, o sea, aquello que nos
identifica como humanos. Sin embargo, no se suele hacer distinción entre el
cuerpo de un hombre y el de una mujer porque todo se define de un modo
abstracto.
Pero, como somos seres
culturales y por tanto simbólicos, sí que existe un abismo entre uno y
otro. Pero yo creo que también hay
diferencias substanciales desde el punto de vista de las causas, es decir,
genético. Y eso hay que tenerlo muy
presente porque se dan profundas diferencias reales en el modo en que se
presentan tanto la salud como la enfermedad. Ahora es cuando se empieza a investigar en cuerpos y cerebros de
mujeres, porque hasta hace poco el patrón era sólo el masculino y existía una
gran ignorancia respecto al comportamiento del cuerpo femenino. Y no digamos de
la psique, auténtico “continente negro” de la Psicología, según Freud.
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Muestra final, grupo de danzas. EFARTE, 2015. |
La
vida.-
Creo que no se puede hablar del cuerpo sin hablar de la vida, porque un cuerpo
sin vida ¿es realmente un cuerpo o sólo materia en vías de desintegración? Lo
que hace que estemos vivos, según Aristóteles, es el alma o psique. En absoluto
el alma en un sentido religioso, sino como causa eficiente, como soplo vital,
como energía. Otros se preguntan si el alma o la vida está contenida en esos 21
gramos que perdemos en el instante de morir, como plantea una película mexicana
reciente, es decir, algo sin valor, algo mínimo que no tiene ninguna
importancia como, de hecho, se piensa en nuestra civilización actual. Sobre
todo si la vida es la vida de alguien anónimo, de un cualquiera que anda
pululando por la tierra.
Desde el punto de vista de la biología actual,
se sabe que la vida se debe y se mantiene gracias a una simbiogénesis, que no
es otra cosa que la unión de dos organismos con características complementarias
que dan lugar a un nuevo ser. Bacterias espiroquetas, o sea, bacterias libres,
se unieron para poder adaptarse a determinados cambios en el medio y formaron
un nuevo tipo de bacterias con núcleo, las eucariotas, dando origen a la vida
vegetal, animal y humana tal y como las conocemos. Pero resulta que estas
bacterias se encuentran en el ADN mitocondrial, que es el que la primera mujer
de la especie ha transmitido a todas las mujeres del mundo y cuya función es la
de generar energía para todas nuestras funciones vitales en colaboración con
unas enzimas que se encuentran en la matriz y sintetizan determinadas proteínas
esenciales para la vida. Se trata de una gran central energética. ¿Sería, pues,
la madre quien transmite el alma? Decir que somos hermanas porque somos hijas
de una misma Madre no es una expresión romántica o metafórica, sino real. Esta
nueva teoría se debe a la bióloga genetista Lynn Margulis.
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Grupo de danzas en exposición fotográfica, 20 de Julio.
EFARTE, 2016 |
Función del cuerpo.- La función del cuerpo
entonces ¿no sería más que la de mantener la vida biológica en una cadena
sucesiva de seres? Pues sí, así es. No somos fundamentales para la vida como
individuas, pero sí como especie. Incluso podemos llegar a destruirnos como
especie humana, pero no podremos destruir jamás la gran cadena del ser, de la
vida, de nuestro planeta Gaia, porque la vida continúa con nosotros o sin
nosotros. Pero hablando del ser humano aquí y ahora, y como decían las diversas
corrientes hedonistas, mantener la vida no tiene sentido si no se vive una
“buena vida”. Y una buena vida es, sin duda, una vida feliz, una vida digna de
lo humano. Las escuelas éticas griegas buscaron esta felicidad como lo más
importante de la existencia, pero las religiones monoteístas posteriores
hicieron de la vida un valle de lágrimas, un paso hacia “otra vida” y, por
tanto, despreciaron esta vida y por tanto el cuerpo. A lo más que llegaron fue
al “no matarás”, pero con excepciones, pues en nombre de Dios se han realizado
las mayores matanzas de la historia.
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Danzas en exposición fotográfica, 20 de Julio.
EFARTE, 2016.
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Esta influencia caló en pensadores tan lúcidos
como Inmanuel Kant, que sentenciaba que la ética no debía ocuparse de cómo
hacernos felices, sino de cómo hacernos dignos de la felicidad a través del
deber formulado por un imperativo categórico. Sin embargo, yo creo que la ética
sólo tiene sentido si nos proporciona el goce del instante y el gozo mantenido
a lo largo de la vida. La ética no tiene tanto que ver con el deber como con la
sabiduría. Y la sabiduría de la vida consiste en despejar sufrimientos inútiles
y potenciar todas las fuentes de felicidad, satisfacción y goce. Sin embargo,
nos resulta mucho más fácil sufrir que gozar. Una gran perversión de nuestras
culturas. También fue Spinoza el que escribió en su “Ética”. La felicidad no es
un premio que se otorga a la virtud, sino que es la virtud misma, y no gozamos
de ella porque reprimamos nuestras concupiscencias, sino que, al contrario,
podemos reprimir nuestras concupiscencias porque gozamos de ella.
Tengo que aclarar que
el gozo o la felicidad no es el placer por el placer, sino aquello que potencia
nuestras posibilidades y la vida misma. De hecho, la escuela cínica practicaba
el desprendimiento de todo lo superfluo, incluidos muchos placeres, con tal de
conseguir el gozo y la felicidad a través de una libertad absoluta.
La muerte.- Si estamos reflexionando sobre el
cuerpo tendremos también que plantearnos si es fundamental pensar en la
desaparición de ese cuerpo, es decir, en la muerte. Heidegger, sobre todo en su
primera etapa, habla de la existencia humana como un-estar-en-el-mundo, un
mundo cuya esencia es la temporalidad, de ahí que el ser humano sea “un ser
para la muerte”. Spinoza, por el contrario, dice “El hombre libre en nada
piensa menos que en la muerte, y su sabiduría es una meditación no sobre la
muerte, sino sobre la vida”. Lo fundamental de la vida para él es el deseo, de
modo que la ética consistiría en llegar a ser conscientemente lo que somos de
un modo inconsciente, de suerte que nuestro comportamiento sea más activo, más
potente y más libre, lo cual no tiene nada que ver con la muerte, sino con una
vida plena. La finalidad de su Ética es que lleguemos a ser quienes somos. Sin
miedos.
Así pues, somos
individuas porque tenemos un cuerpo, pero nuestra individualidad proviene de la
interacción de otros muchos seres que nos han precedido. Sin la cooperación, la
agrupación y la simbiosis la vida no sería posible y nosotras tampoco. Pero en
esa evolución que nos precede resulta que aparece un elemento nuevo que es la mente
y, por tanto, la libertad. Una libertad muy condicionada, pero que puede
proyectarse mucho más de lo que creemos por la consciencia de que formamos
parte de toda la potencia que alberga la Naturaleza, que según Spinoza, no es
más ni menos que “el infinito gozo de existir”. Y esto es lo que debería
reflejar nuestro cuerpo, ese infinito gozo de existir. Va todo tan ligado que
lo que afecta a la mente, afecta al cuerpo y a la inversa, porque vivimos en un
universo holístico.
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Preparativos para muestra final de EFARTE. Año 2016. |
Soberanía del cuerpo.- Uno de los empeños más
pertinaces del Patriarcado ha sido el de dominar y controlar los cuerpos de las
mujeres. De la brutalidad más evidente han ido pasando a métodos más sutiles o,
mejor, han ido incorporando nuevos modos, ya que la brutalidad continúa. Es más,
se acentúa por el proceso de liberación y emancipación de las mujeres que
muchos varones no pueden soportar. Siempre la moda y el recato han constreñido
el cuerpo de la mujer: corsés, fajas, refajos, enaguas, tocas, velos, burkas,
etc. Como ya las mujeres hemos decidido no ser recatadas de acuerdo con el
control masculino, los métodos han sido más sutiles: el destape por obligación,
la talla de acuerdo con las modelos, unas modelos que aparecen cada vez más
como anoréxicas, enfermas, ojerosas y hasta con la cabeza metida en un saco y
una soga al cuello como si fueran al patíbulo. A veces los deseos más secretos
y oscuros de muchos hombres pasan por ver destruida a la mujer, pero esos
deseos inconfesables emergen en forma de modas impuestas. Pero el paso intermedio
es el control. Las mujeres de nuestra generación hemos pasado por la falda
estrecha, el tacón alto, las uñas larguísimas, el pelo suelto... ¿qué animal
podría huir, defenderse o atacar con esos condicionantes?
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Arnedis Racero guiando al grupo de formadores y de
monitores en la presentación de danzas.
Foro Interlocal de EFARTE, 9 de abril de 2016 |
Pero ahora hemos pasado
a métodos más brutales que atacan directamente al cuerpo y a la salud. En
primer lugar, y por primera vez, se comienzan a hacer investigaciones
científicas y médicas en organismos femeninos, comprobándose que los
comportamientos de ambos sexos son muy diferentes, así como sus síntomas y su
terapia. Para colmo, las mujeres tenemos muchas más enfermedades psicosomáticas
que los hombres, debido precisamente a que vivimos en un mundo hecho por ellos
y para ellos. Los protocolos establecidos en los hospitales son los adecuados
para la fisiología masculina, pero no para la femenina, por eso mueren muchas
más mujeres en las urgencias de los hospitales.
En segundo lugar, todo lo que está relacionado
con las funciones fisiológicas de la mujer están siendo medicalizadas: la
regla, la menopausia y hasta la gestación y el parto como si se tratara siempre
de enfermedades, sin contar con la cantidad de nacimientos por cesárea y en
viernes porque los ginecólogos quieren irse tranquilos de fin de semana y
porque, seguramente, se cobra más por una cesárea que por un parto normal para
el que una comadrona o partera es más que suficiente. Sin mencionar el parto
acostadas para que el ginecólogo esté más cómodo y tenga más capacidad de
movimientos, en lugar del parto de pie o sentadas en el que la partera o
comadrona, arrodillada, recibía a la criatura recién nacida (Esta postura nunca
la aceptaría un médico). Además habría que mencionar el suplicio que supone
para las mujeres la “fecundación asistida”, que en muchos casos está propiciada
por la esterilidad de los varones. Parece como si una mujer que no sea madre no
tenga ningún valor cuando eso no se exige en el hombre.
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Grupo de danzas de EFARTE, 2016. Casa de la Lluvia de Ideas. |
Pero lo que constituye
una verdadera aberración es la utilización generalizada que se está haciendo
del cuerpo de las mujeres en la prostitución como un programa más de los viajes
turísticos o entre la población emigrante a países del primer mundo; la venta
de niñas, los vídeos porno-sádicos, el esclavismo sexual o el abuso sistemático
por parte de padres y parientes de los seres más indefensos.
En definitiva, que la utilización y el control
de los cuerpos constituye una estrategia más del poder que se ejerce sobre los
otros. El filósofo Michel Foucault nos alerta precisamente sobre las nuevas
formas de poder a las que él llama biopoder. Esto quiere decir que el poder
está pasando sutilmente de encerrar en cárceles y psiquiátricos a determinada
gente asocial a ejercer un control minucioso sobre el cuerpo mismo de todos los
individuos. Y esto es más cierto aún respecto al cuerpo de la mujer que
respecto al del hombre. Antes nos quemaban por brujas, ahora nos controlan con
la estética. Muchas mujeres de clases medias y altas han puesto sus cuerpos en
manos de los cirujanos como antes ponían sus almas en manos de los directores
espirituales. Y todo en función de un modelo estético del gusto de los varones,
además de la agresión física que supone para sus cuerpos. Es como aceptar que
una mujer que no tenga un “buen cuerpo” no vale nada o que una mujer con canas
y arrugas es realmente despreciable.
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Formador Arnedis Racero en muestra final de EFARTE.
30 de abril de 2016. |
La soberanía del cuerpo no significa que
seamos seres independientes de los demás, cuerpos aislados y autónomos, no.
Somos cuerpos que sirven a la vida en el sentido más abstracto y cósmico, pero
somos también sujetos libres capaces de decidir sobre el modo de vida y sobre
el propio cuerpo. Libres y responsables de vivir una vida digna y feliz. Sin
embargo este derecho y esta responsabilidad se están convirtiendo en un hecho
revolucionario, pues es tal la presión para que estemos dentro del modelo estándar,
que si no seguimos ese patrón nos sentimos excluidas del reconocimiento de una
sociedad globalizada hasta en sus perversos gustos e imperativos. La soberanía
del cuerpo carece de sentido en un mundo patriarcal que sigue venerando las
guerras como hechos que le honran, y en las que mercenarios pagados se han
convertido en máquinas de matar sin ningún respeto por la vida y por los
cuerpos de tantos y tantos seres humanos inocentes. Pero si contabilizamos las
muertes por violencia de género y las vidas maltrechas y desgraciadas por esa
violencia, superamos con mucho a las víctimas provocadas por las guerras. Se
trata de un auténtico feminicidio universal del que las muertas de Ciudad
Juárez de México no constituyen más que la punta del iceberg.